Cuando
abrió los ojos, Nero no tenía ni idea de dónde estaba.
Podía
ver el cielo azul, con las nubes moviéndose lentamente de izquierda a derecha.
El Sol brillaba alto, indicando que era una hora avanzada del día. Se sentía
confuso, aturdido; sus pensamientos se movían lentamente y con gran esfuerzo en
su cabeza, como pesados carros arrastrados por una carretera empinada.
¿Dónde estoy?
Estaba
estirado en el suelo, sobre hierba y tierra. Al aire libre, rodeado por un mar
de espigas de trigo. Movió la cabeza hacia los lados, pero el trigo era
demasiado alto y espeso; no le dejaba ver nada más. Intentó mover los brazos,
pero éstos se negaron.
Insistió.
Ordenó a sus brazos que se moviesen,
y, poco a poco, consiguió que le respondieran. Primero el derecho, notando como
un picor frío se extendía por él, y tras unos cuantos intentos más, el
izquierdo. Se apoyó en ellos –sintiéndose tan débil como un crío- y a duras
penas consiguió mantener una postura sentada.
El
aire tenía un olor extraño… a cenizas y fuego. Notando un dolor en la parte
posterior de la cabeza se llevó la mano, y cuando la retiró la tenía cubierta
por un líquido oscuro y pegajoso.
Sangre.
¿Qué… qué ha pasado?
Hoy
era el día de su boda. Recordaba haberse levantado temprano, demasiado nervioso
para dormir. Había hablado con Alc, su hermano, y luego había intentado ayudar
en las preparaciones, fracasando estrepitosamente. Recodaba haber ido a la
posada y encontrase a Eyre. Recordaba haber ido a la Torre. Recordaba…
Un hombre, una figura alta y
silenciosa ante la Torre. Tenía el aspecto de un vagabundo, con la ropa gris destrozada y
cubierta de manchas oscuras; los jirones de una capa a la espalda. Su rostro
era pétreo y pálido, sus labios una fina línea carmesí. Sus ojos eran negros
por completo, y parecían un pozo de oscuridad.
Recordaba
a Derrick, el guardia y amigo suyo de la infancia, acercándose al recién llegado
con la espada desenvainada, temeroso, ordenándoles tanto a él como a Eyre que
retrocediesen. Recordaba el grito de dolor cortado brutalmente, la sangre
brotando como una horrible fuente cuando el enorme Derrick había caído al suelo
partido en dos.
Habían
gritado y corrido como almas perseguidas por el Diablo, dejando atrás la Torre.
Y luego… ¿Qué había pasado luego? ¿Dónde estaba Eyre?
El
miedo le atenazó el corazón, un miedo profundo y aterrador. Se levantó,
haciendo caso omiso a la debilidad de sus piernas y al dolor de cabeza, movido
por una urgencia como nunca antes había sentido en la vida. Tenía que encontrar
a Eyre. Nada más importaba.
Las piernas le fallaron en un par de
ocasiones, pero se negó a detenerse. Avanzó entre el mar de espigas de trigo,
cada vez más rápido conforme su cuerpo recuperaba las fuerzas y su
desesperación aumentaba, con la intención de salir del campo y poder orientarse.
Había dos campos grandes de trigo cerca del pueblo, uno al norte y otro al
este, cerca de su casa. ¿En cuál de los dos se encontraba?
El
campo de trigo se acabó tan de repente que estuvo a punto de tropezarse y caer,
desconcertado por el súbito cambio de paisaje. Descansó un momento para
recuperar el aliento –el corazón le iba a cien por hora-, aprovechando para mirar
a su alrededor y ver dónde estaba.
No
le costó averiguarlo. El pueblo era claramente visible al oeste, con nubes de
humo oscuro saliendo de varios de sus edificios. Su casa estaba cerca, y a unas
pocas decenas de metros de dónde se encontraba, colina abajo, podía ver el
claro donde iba a casarse.
-Dios,
no –dijo con una sombra de voz, dejándose caer de rodillas. -No…
Había
cadáveres por todas partes.
Hola,
ResponderEliminarVaya cambio de tono, no me esperaba que el hombre que aparecía al final del anterior capitulo trajera estas consecuencias.
Me parece muy interesante la forma en que lo planteas, como si se tratase de algo parecido a un flashback, es bastante perturbador. Nero realmente transmite la desesperación que siente al ir tomando lentamente consciencia de su situación.
La gran pregunta que nos queda para ir dándole vueltas esta semana, es saber que habrá pasado con Eyre. Yo apuesto por una abducción o algo por el estilo, me sabría mal que le hubiera pasado algo grave.
Hola Jaime,
ResponderEliminarMe alegro de que te haya sorprendido el cambio de tono, el capítulo 1 servía para mostrar todo lo que tiene Nero y puede perder. A partir de ahora, las cosas se complican (bueno, realmente ya están bastante mal).
En la siguiente publicación se explica qué le ha pasado a Eyre, a ver qué te parece.
Aaaaaay! Jesús, sabes qué sensación tengo una vez he acabado de leer? Escalofríos!!! Jolín, que cambio de tono como dice Jaime. Me parece muy interesante esta forma de plantear el nuevo capítulo. Y yo me pregunto lo mismo que Jaime, ¿Dónde está Eyre? Quiero saberlo! (Sigo teniendo escalofríos!!) Un beso.
ResponderEliminarGenial el suspense que mantienes =)
ResponderEliminarYo hubiera mantenido un poco el inicio, la calma antes de la tormenta presentar bien a los personajes para que el lector conozca más la apacible vida que se pierde... pero como te he dicho genial como comienza y acaban las mayoría de entradas