lunes, 28 de octubre de 2013

Capítulo 24 (Parte 2) - El mundial

Desde la distancia las gemelas Rostov parecían unas muñecas, cayendo en silencio hacia una muerte segura sobre el lomo de su pequeño dragón. A un centenar de metros del suelo el saeta recuperó el sentido y consiguió remontar el vuelo, aunque una de las gemelas salió despedida por la maniobra. Nero se la quedó mirando, pensativo, hasta que se estrelló contra los árboles.


-¡Cuid…!
El grito interrumpido de Valeria. El atisbo de una sombra captado por el rabillo del ojo en una fracción de segundo. Esos fueron todos los avisos que tuvo Nero ante el relampagueante ataque.
Un único pensamiento. Esquiva. Tiro de las riendas y movió las piernas para acompañar la orden, sintiendo como Estrellita respondía al instante con un poderoso batido de sus alas y un giro de su cuerpo para cambiar de repente de dirección.
El súbito movimiento estuvo a punto de arrancarle de la silla de montar, pero Nero apretó los dientes y se agarró con todas sus fuerzas a las riendas, tensando sus músculos al límite. Su esfuerzo se vio recompensando cuando las garras del carnicero sólo pudieron rozar las férreas escamas del lomo en vez de rasgar el vientre menos protegido del dragón de guerra. Estrellita rugió furiosa al tiempo que intentaba revolverse con un mordisco, pero la otra bestia aprovechó el impulso del ataque fallido para alejarse y ponerse a salvo.
¡Ha ido de un pelo! Un poco más y… empezó a pensar Nero cuando vio como el escolta que iba en el carnicero lo apuntaba con la palma de la mano extendida. Tenía un carácter grabado con tinta negra en la piel, una especie de letra en un alfabeto extraño que captó toda su atención y borró de su cabeza todo pensamiento que no estuviese relacionado. ¿Qué era, qué quería decir? No podía apartar los ojos de esa letra. Debía tener algún significado y Nero tenía que saberlo. Era importante. Era… era lo más importante de su vida. No. Era su propia vida, pendiente de que descifrase qué…
Soy un héroe. Mi propósito es firme. Nero podía sentir su poder luchando contra la atracción de esa extraña, misteriosa e importante letra. No me pueden derrotar. Palabras vacías. Incluso mientras las pensaba, su resolución se hacía añicos.  Me estoy perdiendo en esa letra…
El sonido de un disparo lo liberó del hechizo.
Un chorro de sangre salió de la cabeza del escolta. El impacto de la bala empujó su cuerpo sin vida hacia atrás, quedándose colgado del dragón carnicero por las cintas. Tras comprobar que el hombre estaba muerto Valeria cambio de objetivo y apuntó al jinete,  pero éste ya había hecho maniobrar a su dragón para interponerse en la trayectoria del disparo.
-¿Estás bien? – le preguntó la joven a Nero. Continuó apuntando en dirección al jinete, sus finos labios apretados en una mueca de concentración y sus ojos rojos mejorados por la Torre siguiendo la estela del dragón carnicero que se alejaba a toda prisa.
-Creo… creo que sí – respondió el actor llevándose una mano a la frente en un intento de aliviar el dolor de cabeza que sentía. ¿Qué le había pasado? Esa extraña letra que tanto lo había afectado debía haber sido el poder del escolta. Se estremeció; había sido una experiencia aterradora. Incluso con su poder protegiéndole notaba como había estado a punto de perder la cordura.
Ya sabías que esto no sería sencillo, pensó mientras hacía servir su poder parar recuperar poco a poco el aplomo.
-¡Tenemos que movernos! –dijo la joven. –Si nos quedamos quietos seremos un blanco fácil.
-¿Y qué hacemos?
Había dos opciones posibles en ese punto: rodear el segundo de los dedos de la Mano del Demonio por el este o por el oeste. Por el este la ruta era más corta, pero ése también era el mismo camino que había provocado la muerte de las gemelas y los otros equipos.
-¡Por allí! –respondió Valeria señalando con la pistola el camino del este. -¡Vamos!
-Pero…
-Es una ilusión, Nero, un engaño. Hay una montaña donde se han estrellado los otros equipos. Confía en mí; puedo verla.
No tenían tiempo de discutir. A su alrededor ya habían estallado varias escaramuzas y un nuevo grupo de rivales, entre los que se encontraban Ulekele y Miska, se acercaban. No quería enfrentarse a ellos. Al menos, no tan pronto.
-Espero que sepas lo que haces –dijo Nero mientras espoleaba a Estrellita para tomar el camino del este.  –Prefería que no me recordasen como “el idiota que no se fijó en los dragones que se estrellaron antes”.
-No te preocupes –respondió Valeria con una sonrisa pícara-, no dejaré que mueras con el pelo hecho un asco por los lametazos de Estrellita. Sé lo mucho que eso te disgustaría.
El actor rechistó, ofendido pero aún demasiado aturdido para replicar con ingenio, y rezó en silencio para no repetir el mismo destino de las gemelas Rostov.

De no haber usado su poder consigo misma para no tener miedo, Miska estaba segura que se hubiese meado encima cuando uno de sus rivales les arrojó una pelota de energía verde del tamaño de una cabeza de cerdo en un ángulo tan cerrado que resultaba imposible esquivarla.
Por suerte, en los inicios de la carrera habían volado tan pegados a los otros dragones que había podido “pedir” a otro equipo que les protegiese. Y eso es lo que hizo su jinete, interponiendo a su centella en medio para que recibiese el ataque en vez de Majestad.
La pelota estalló con un destello verdoso, atrapando al dragón en forma de flecha en una red pegajosa que inmovilizó sus extremidades. Incapaz siquiera de planear, la bestia se precipitó al suelo en una caída en picado.
Lo siento, pensó Miska haciendo virar a Majestad para alejarse del peligroso viajero y sus proyectiles verdes de corto alcance pero letales, pero mejor tú que yo. Gracias por tu noble sacrificio.
 A excepción de un puñado de indecisos que volaban a gran altura, los equipos que iban en cabeza estaban tomando el camino del oeste. y los que iban en mitad de la carrera, como Ulekele, ya estaban orientando a sus dragones en esa dirección. Ella debería hacer lo mismo para no quedarse atrás. No es que le gustase la idea de tomar la misma ruta que otros cincuenta equipos, con todo el riesgo que ello suponía, ¿pero qué otra opción tenía? ¿Estrellarse contra la barrera invisible del otro camino?
 Entonces lo vio. Un dragón negro de gran tamaño que abandonaba la masa de competidores para tomar la ruta del este en solitario.

¿Nero? Debía ser él. Sólo había dos dragones de guerra en esta carrera. Se lo quedó mirando un instante, y entonces, llevada por un impulso, cambió la dirección que estaba tomando Majestad para que fuese hacia el este.
-¿Qué estás haciendo? – le preguntó su hermano.
-¿No lo ves? Estoy siguiendo a Nero en su suicidio. ¿A qué es romántico? Igualito que aquella obra de teatro que vimos hace meses.
Fue entonces cuando Nero me montó aquel espectáculo, actuando como si fuese Romeo declarándose ante Julieta. Fue divertido, pensó Miska con una sonrisa de nostalgia y sin darse cuenta que sus mejillas se sonrojaban.
Ronick no respondió. Se limitó a gruñir descontento como un perro apaleado.
-Desde luego, hermanito, que poco sentido del humor que tienes –dijo Miska lanzando un suspiro de fastidio melodramático. Sin embargo, tras una breve pausa adoptó una expresión seria. –Ni Nero ni esa frígida de Valeria son unos idiotas, así que si han tomado ese camino es porque tienen algún plan para superar esa barrera.
-¿Y nosotros nos aprovecharemos de su plan?
Miska sonrió, tan encantadora como una enamorada el día de su boda.

-Por supuesto que sí. Eso es lo que hacemos.

2 comentarios:

  1. Hola,
    La parte de esta semana se me ha hecho muy corta pero también me ha gustado mucho. La introducción me ha dejado bastante desconcertado. Al principio pensaba que era demasiado corta, pero realmente es mejor así, más crudo e impactante.
    En cuanto a la acción del capítulo creo que es bastante dinámica y con eso me refiero a que no me ha costado imaginarme los movimientos de combate aéreo, como en la parte en que Valeria va a disparar al piloto del carnicero y este rota para esquivar el ataque.
    Ha habido algunas frases que me han parecido muy buenas, en general me gusta la relajación que muestran los protagonistas entre sí y ante las situaciones que encaran a pesar de enfrentarse a la muerte. Con esto no quiero decir que no transmitan la sensación de enfrentarse a un peligro mortal, sino que el humor con el que afrontan las decisiones algo suicidas (vale, corrijo esto, en realidad son muy suicidas) parece impedirles quedarse paralizados ante el miedo.
    Me he reído con la parte en que Nero espera no ser recordado como “quien se suicidó al estrellarse con un muro contra el que habían caído varios equipos antes”, pero me he partido con los comentarios de Miska, especialmente cuando afirma acompañar a Nero a su suicidio. En general me ha gustado mucho toda su parte, como cuando manipula al centella para que los proteja o ese punto de reconociendo entre auto culpable, indulgente y cínico en el que afirma que eso es lo que hacen. Un poco we are what we are.
    La parte en que ve como Nero se separa de la formación me ha parecido emocionante, en el sentido que parece anticipar algún evento importante. Tengo la sensación que Valeria le ha contado a Nero que puede ver que es una ilusión pero en realidad se la está jugando a todo o nada. Can’t wait for next week!

    ResponderEliminar
  2. Hola Jaime,
    Me alegro que te haya gustado esta parte. Me costó bastante mantener el ritmo de acción que tenía en la parte anterior, pero creo que al final no ha quedado mal.
    Te recuerdo que tanto Nero como Miska no sienten miedo gracias a sus poderes, lo que puede hacer que sean más suicidas y bromistas de lo que serían normalmente. Valeria, por su parte, es así de base. Cuanto más riesgo, mejor.

    ResponderEliminar